El abrazo
El abrazo
[Relato - Texto completo.]
Keter Lousvart
Una neblinosa mañana de invierno, nuestro viejo leñador se adentra en el bosque. Avanza unos minutos y, al ir a asestarle el primer hachazo al tronco de un árbol, se detiene en seco. Ha visto un tigre acercarse y queda petrificado.
El árbol, aún conociendo el inminente final que le esperaba bajo el filo del hacha, susurra al leñador:
–Abrázate a mí para camuflarte y no te verá.
El tigre está demasiado cerca y el leñador entra en pánico. Sabe que salir corriendo no le librará de sus fauces y, aunque se siente delirar ante aquel árbol parlante, suelta el hacha y lo abraza.
El tigre, que sigue acercándose, camina entre la hierba alta como una sombra fantasmal. Pero entonces, el animal decide dar media vuelta, molesto por los pájaros que pían al unísono como enloquecidos y mueven las ramas del árbol.
Alejado el peligro, el leñador le da las gracias al árbol con una mueca de ironía e incredulidad y se dice a sí mismo, golpeando su cabeza con el puño (toc toc toc):
–¡Ahora soy un loco que habla con árboles, mañana, quién sabe si con las piedras! Bueno, al trabajo...
El leñador vuelve a empuñar el hacha, pero aún le tiemblan las manos y decide esperar un instante.
–¡Ha sido todo tan inesperado! –piensa el anciano– ¡Sentir la muerte tan de cerca! ¡Pero el árbol, este árbol...!
Embargado por una repentina emoción, lo apapacha con ternura y exclama:
-¡Quizás me has salvado tú! ¡Ven aquí, amigo!
Nada más se abraza a él, deja de temblar.
© Obra registrada.
